El dueño es un encanto, muy amable y simpático. El precio del menú está muy bien y es variado. Es verdad que si hay mucha gente tardan un poco, pero es lo normal en todos sitios, no somos máquinas. En invierno el salón muy calentito con su chimenea y en verano muy buena terracita frente a la plaza donde pueden jugar los niños, un sitio tranquilo y acogedor.
Nada que ver la calidad de la comida no es la misma o es diferente cocinero unos de los ejemplos la pizza kebab muchos sabor a tomate frito de Mercadona mucho queso y poca carne kebak .antes era más jugosa con nata cebolla mucha carne diferentes quesos y salsa kebak nada que ver ahora