Cuando entres, sabes cuál es tu lugar. con la tuya, con tu gente. No falla, no importa. Cuando ya llevas dos tazas rodeadas por tu gente, empiezas a entender por qué lo llaman esáfano. No entiendo por qué la gente quiere ir al murciélago cuando usted puede conseguir un viaje entre su pecho y la espalda en el saturno por el precio de dos tazas bien servido y algunos tapones bastetano local.