Lo primero el camarero. Las ganas que tenía de servir eran de -8. Me puso unos pintxos y tuve que pedirle yo dos platos para poder comer. Tuve que pedirle los cubiertos, me puso unos solo, cuando estaba viendo que éramos dos porque le pedí dos platos. Tienen un toldo con una barra de hierro a una altura ridícula, me dí un golpe del que se me calló uno de los platos (porque ellos no sirven en la terraza) y al volver a pedir el pintxo nos lo volvió a cobrar. Se dió otro chico el mismo golpe a los 10 minutos. El camarero al comentárselo se reía y decía que era algo normal (completamente sin sentido). Las croquetas malas y frías por 7 euros. Se llevó el premio al sitio en el que peor comí en Bil...
Pinchos o tapas, en cada zona lo llaman diferente pero recién echas y las rabas con masa echa por ellos no como otros que son con masa congelada, un fin de semana pueden hacer más de 100 raciones, además de los diferentes pintxos de una variedad infinita obleas rellenas de.... champiñón relleno de.... berenjena rellena de.... un placer que volveré a repetir
Salimos encantados del lugar por la limpieza, la distancia entre mesas y el orden en general, algo importantisimo hoy en día. La comida perfecta, la atención y ayuda del camarero para elegir también de elogiar y los precios asequibles y en linea con la calidad, mas bien barato