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Évaluation
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Una tarde típica Bogotana gélida y húmeda por un torrencial aguacero resultó la perfecta excusa para el postre a un almuerzo de despedida. La decoración casual, la atención y explicación de los postres fue ejemplificada hasta con película. Pedimos crème brûlée de vainilla, que para los amantes del dulce viene siendo una fascinación con una perfecta capa de azúcar caramelizada por el flameado y al interior una exquisita crema que intenta neutralizar esa dulce cobertura la cual también tiene nueces lo cual le da su toque interesante. Yo, personalmente no muy amante del dulce, pedí una tartaleta de agraz y frutos rojos, la cual, tenía fresas, moras, frambuesas, arándanos y agraz, con un poco de...