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Évaluation
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Fuimos a tomar el vermú con unos amigos, antes de adentrarnos en la Asturias profunda para disfrutar de un magistral pote de berzas en un restaurante cercano. El lugar pintaba promisorio, dada su privilegiada localización. El vermú llegó, pero no así la estatutaria tapita de tortilla de patatas o las sabidas, pero siempre bien acogidas, aceitunas. ¡Gran decepción! Tuvimos que tomarnos las bebidas a palo seco. Ciertamente, reconozco que la tapita de cortesía no es una obligación, pero su ausencia es llamativa y resulta un tanto antipática. En ese caso, prefiero ir a un establecimiento que tenga esa pequeño atención con el cliente; es un gesto sencillo, pero con un gran simbolismo que te hace sentir bienvenido y apreciado. La atención fue correcta.