Ya conocíamos la fama y la solera de esta familia que ha pasado más de 40 años haciendo feliz a todos los que comen allí. Pero también te hacen sentir en casa con su atención y explicar sus platos. Lo que no te dirán es cómo agrandan tan exquisitas migajas, carnes tan jugosas y espectaculares o la receta de sus croquetas marrones.
Después de más de dos décadas, hemos vuelto a un nuevo lugar, aunque muy cerca del anterior, y está claro que se ha ganado en mayor rango y categoría. Un servicio esmeralda que supera cualquier expectativa. Muy recomendable y no vamos a dejar pasar tanto tiempo x atrás. Seguro, seguro!